miércoles, 22 de agosto de 2012

las 50 canciones de mi vida: ama hil zaigu, mikel laboa 1973

ama hil zaigu hace ya mucho tiempo que dejó de ser una canción de le mans para pasar a ser lo que siempre fue, uno de los mejores temas del mejor disco de mikel laboa. a bat hiru llegué, sí, gracias a ibon, jone y compañía, y cuando lo escuché por primera vez descubrí que con él todo homenaje se queda corto, que cada palabra que se utilice para describir su música es imprecisa, y que, por supuesto, estaba ante el que iba a ser uno de mis artistas de cabecera.


el doble lp que supuso su debut numérico tras unos pocos singles (por momentos el que citaría como mejor disco nacional de la historia) tiene tanto que destacar, empezando indudablemente por el oficioso himno euskaldun que es txoria txori, que quedarse con una única canción suena a sacrilegio. pero igual que del gernika hay quien se enamora del gesto agónico del caballo, o del dolor de la madre que acaba de perder a su hijo, yo encuentro ese poema a la madre muerta como el trozo que más mío siento no solo del álbum, sino de toda la discografía de laboa. una canción que he cantado como nana antes de descubrir el dolor que escondía, convirtiéndola por desconocimiento, y enamorado de su mágica melodía, en la más dulce forma de dar las buenas noches, pero que ahora duele incluso sentirla propia.
 
ama hil zaigu, con su dolorosa austeridad, cierra esta improvisada trilogía donostiarra que, seguro, tendrá segundas partes.  porque buena parte de la música que siempre me ha acompañado ha llegado desde tierras vascas, ayudando a trazar hilos de los que no se ven, pero que se sienten que siempre han estado ahí. como el día que descubrí que estrellas y limones era un grupo de bilbao o cuando vi por primera vez a la real sociedad en un estadio de fútbol (obviamente el benito villamarín). hilos que es innegable que existen.

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